Fuente: acento.com.do
147 aniversario del nacimiento de José Stalin, conmemorado el 18 de diciembre pasado.

La historia de los pueblos se mide por sus grandes hazañas y por los hombres y mujeres que, en momentos decisivos, supieron colocar el interés colectivo por encima de la comodidad personal. José Stalin es una de esas figuras: odiado por las clases dominantes, rechazado dentro de algunos grupos de las propias izquierdas, pero innegablemente situado en la primera fila de los constructores del socialismo y en la derrota del fascismo en el siglo XX.
El socialismo en un solo país: de la utopía a la realidad
Tras la muerte de Lenin, el socialismo soviético enfrentó el dilema de sobrevivir o sucumbir. El capitalismo mundial esperaba que la Revolución de Octubre fuese un relámpago pasajero. Stalin, con su tesis del “socialismo en un solo país”, apostó a consolidar lo alcanzado, construir una economía autosuficiente y preparar las bases materiales para resistir cualquier agresión.
Los planes quinquenales levantaron industrias donde antes solo había campos. Se electrificó el país, se construyeron fábricas, ferrocarriles, plantas siderúrgicas. En apenas dos décadas, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) dejó de ser una nación atrasada y semifeudal para convertirse en la segunda potencia industrial mundial. Esta transformación no fue un milagro: fue el fruto de la línea política adoptada, el sacrificio, la aplicación de forma científica de la teoría del socialismo y la adopción de una disciplina férrea de un Estado que tenía claro su destino.
Como sustentaba Carlos Marx: “Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo; de lo que se trata es de transformarlo”. Stalin encarnó esta máxima llevando la teoría a la práctica.
La guerra contra el fascismo: el precio de la victoria
Cuando el nazismo se expandió por gran parte de Europa, muchos gobiernos occidentales vacilaron o se plegaron a él. La URSS, en cambio, resistió. La Gran Guerra Patria (1941-1945) fue la prueba definitiva. Stalin asumió el mando supremo y, junto al heroísmo del partido bolchevique y el pueblo soviético, forjó una resistencia que culminó en Stalingrado, nombre que hoy simboliza la derrota irreversible del fascismo.
Mientras los ejércitos de Hitler avanzaban con la consigna de aniquilar al “bolchevismo”, fue el Ejército Rojo quien soportó el peso principal de la guerra. Con más de 27 millones de muertos, la sangre soviética abrió el camino para la liberación de Europa.
La historia mundial es clara: sin la URSS y sin Stalin, el fascismo habría extendido su garra sobre el planeta.
Stalin como referente histórico
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A 147 años de su nacimiento, Stalin continúa siendo un águila de referencia inquebrantable para los pueblos que luchan:
Para los pueblos en lucha, Stalin no es solo una figura del pasado: es el ejemplo de que un Estado socialista puede resistir, puede industrializarse, puede derrotar al enemigo más brutal y puede disputar la hegemonía mundial al capitalismo.
Ciertamente, la historia no debe leerse con los ojos ingenuos de la propaganda; las contradicciones, errores y durezas del proceso soviético existieron. Pero lo esencial permaneció: bajo la dirección de Stalin, el socialismo se defendió, creció, exhibió músculos y mostró que podía vencer el capitalismo.
El hecho histórico es que la URSS, guiada por Stalin, honró, defendió con sangre y fuego la revolución de octubre de 1917.
Lección para los militantes revolucionarios
Hoy, cuando el capitalismo neoliberal pretende reducirnos a simples consumidores y fragmentar nuestras conciencias, recordar a Stalin es recordar que:
- El socialismo no se hereda ni se improvisa, se construye paso a paso con disciplina, planificación y sacrificio.
- La lucha contra el fascismo, en cualquiera de sus formas contemporáneas, requiere unidad, firmeza ideológica y claridad estratégica.
- No basta con interpretar la realidad: hay que transformarla con coraje, espíritu creador y revolucionario.
Stalin representa la certeza de que los pueblos, guiados por el marxismo-leninismo, por un proyecto de socialismo científico, pueden levantarse desde la miseria y derrotar al enemigo más poderoso y cruel.
Por. Julio Disla, periodista Maeño, radicado en los Estados Unidos.

