06-03-2025
EDITORIAL DE IMPACTO MAEÑO
El Partido Revolucionario Moderno, rumbo a gobernar ocho años, tiene un presidente como Luis Abinader, que hasta el momento las firmas encuestadoras internacionales le dan buenas puntuaciones, sobre el 50%.
Sin embargo, Luis Abinader, no será candidato del partido de gobierno y las mayorías de funcionarios no son sordo, mudo, ni ciego, pero se hacen, cuando quieren, las luchas en las candidaturas a las presidenciales, dentro de las convenciones históricamente han traído grande consecuencia, desde cuando eran PRD.
El senador, el diputado, el alcalde, el regidor, la gobernadora, los funcionarios, están gobernando, como si el país fuera de ellos, pero dentro de ellos mismo, existe un gran descontento.
Las luchas de tendencias, se han convertido ahora, isla de poder, donde si usted no se deja arrastrar a esa isla de poder, lo tiran al zafacón, o la nave del olvido, existe mucha opulencia de poder, donde no he permitido aportar con ideas para el desarrollo político, cultural, educativo, es decir quien aporta no interese en la dirigencia, más aporta quien o quienes van a contar chisme de patio, para ganar botella de ron o cervezas.
Los principios de Peña Gómez, ya ni se mencionan, ahora se niegan en la práctica, por ejemplo, no existe la crítica ni la autocritica, el organismo de ética, ya que no funcionan en todo el país, ya que es preferible, según muchos del PRM, tapar los malos, de los altos dirigentes y funcionarios, pero condenar a los de abajo.
El PRD hoy PRM, ante era humanitario, solidario, con cualquier enfermo, preso, un muerto, aparecía una caja de muerto, el café, la azúcar, las galletas, la medicina, y hasta los cien pesos, ese era el PRD de Peña Gómez.
Hoy en día, el alto funcionario, cuando se le va a buscar a su despacho, ya la secretaria sabe la grabadora, que dice, está en una reunión, para que usted lo desea, me puede decir, que yo se lo digo. ¿Coño, carajo? no es con usted que yo quiero hablar, y así sucesivamente andan las cosas dentro del PRM.
De esa manera es la realidad que viven los dirigentes y funcionarios del PRM, en la nube, olvidándose de sus amigos y aliados, pero también de la militancia, especialmente de los más pobres.