La complicidad por omisión

25-11-2025

EDITORIAL

DE LA PLUMA DEL ARQUITECTO Y AGRIMENSOR, FEDERICO FRANCO BALCACER

Cuando uno dice que “el país está mal”, eso suena a exageración de WhatsApp, a frase automática de colmado o a comentario de sobremesa con café recalentado. Pero la verdadera desgracia empieza cuando uno se desmonta del carro, camina, pregunta, indaga… y descubre que no era exageración: era optimismo.

Porque cuando las instituciones están mal -una por una, ladrillo por ladrillo- la suma final es un país entero tambaleando, como un edificio que nunca pasó por Obras Públicas.

Hoy me detengo en un sector que debería ser gloria, disciplina, orgullo… pero terminó siendo comedia involuntaria: el deporte, específicamente ante los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2026.

Aquí tenemos una ecuación donde se mezclan:

• el Comité Organizador,

• el Comité Olímpico,

• el Ministerio de Deportes,

• y la ciudadanía…

Un cuádruple empate en responsabilidad, incompetencia o silencio cómplice. Cada quien con su vela en el entierro.

Crónica de una suspensión anunciada

Como parte del sainete administrativo, cinco federaciones fueron suspendidas. Yo me concentro en una: la Federación de Tiro Olímpico, cuya gerencia fue suspendida por 20 años.

La pregunta que nadie en el Comité Olímpico se hizo - o que se hicieron y prefirieron ignorar- es la más básica:

¿Y la pirámide olímpica?

Esa pirámide que enseñan hasta en charlas de barrio:

Atletas → Clubes → Asociaciones → Federaciones → Comité Olímpico.

Pues al suspender la Federación, mandaron a las asociaciones al limbo jurídico, bloquearon a los atletas y los dejaron sin posibilidad de competir en un evento para el cual han entrenado durante años.

En otras palabras: si quieres matar un deporte, no necesitas pistola; solo firma una resolución.

Y ahí están los atletas, condenados sin juicio previo: sin utilería, sin entrenadores, sin apoyo… pero con discursos motivacionales que no sirven ni para parar un tiro de salva.

Para colmo, las asociaciones viven un absurdo adicional: el Comité Olímpico, en su acto más cruel, no las reconoce, y cuando uno escribe para reclamar derechos, la respuesta es que “quitemos el membrete, para poder recibirla” es la solución para justificar que no existimos. ¿Será que debemos recurrir a un recurso de amparo para que, al menos, nuestras voces puedan ser escuchadas?

El polígono fantasma

Como parte del guion absurdo, el nuevo polígono de tiro se construirá en El Higüero, en terrenos de las Fuerzas Armadas.

Hasta ahí, uno respira hondo.

Pero entonces llega el detalle crítico:

los civiles -que son los verdaderos atletas olímpicos— no tendrán acceso pleno a instalaciones militares.

Es como hacer un hospital dentro de un cuartel y luego decirle a la gente que se cure desde la verja.

La ironía suprema

La parte más estrujante y al mismo tiempo la más cómica en esta tragicomedia, es que ya existe un polígono de tiro completamente construido, en terrenos del Estado, con dinero del Estado, utilizado en los juegos Panamericanos: el del Parque del Este.

Pero como la lógica es un lujo y la eficiencia un pecado capital, el Estado prefiere gastar millones en uno nuevo, en un terreno que no controla plenamente, para beneficiar a una institución (las Fuerzas Armadas) que no tiene ningún rol en la ecuación olímpica.

Eso sí: cuando haya que cortar cinta y posar para la foto, ahí sí aparecerán todos.

Conclusión amarga -con sonrisa negra-

A veces la corrupción destruye.

Pero la omisión… la omisión mata más silenciosamente.

Mata deportes, mata oportunidades, mata eventos internacionales.

Y ahora, está dejando a nuestros tiradores olímpicos desarmados… pero no de municiones, sino de derechos.

Porque en este país, si quieres un deporte fuerte, necesitas atletas, entrenadores, instalaciones, reglas claras.

Pero si quieres un desastre perfecto… solo necesitas que las instituciones sigan haciendo lo que mejor saben:

nada.

Arq. Agrim. Federico franco Balcacer, MAE

Presidente asociacion de tiro de Valverde

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